El último domingo 1 de febrero, el programa “Día D” de ATV pasó un video que registra imágenes de graves abusos cometidos en agravio de jóvenes de ambos sexos, ingresantes a la Escuela de Suboficiales de la Policía Nacional de Chimbote.
Un primer momento de los abusos es en la “bienvenida”, el primer día que los jóvenes quedan internados en la Escuela. Esa noche, cadetes de años superiores ingresan a los cuartos de los ingresantes. Les echan talco y aparentemente betún. Hasta aquí no se pasa de lo jocoso. Pero a uno de los ingresantes le aplican un spray deodorizador en la boca.
Más adelante, cerca de las 4 a.m., un oficial ingresa a las habitaciones de los ingresantes y esparce abundante gas lacrimógeno. Varios de los cadetes terminan vomitando y al borde de la asfixia. Después de unos instantes los obligan a que reingresen, ocurriendo lo mismo.
El segundo momento es aún peor. Ocurre unos meses después con el llamado “bautizo”. A los cadetes hombres y mujeres los hacen arrastrarse por un túnel similar a una acequia de desagüe, a la salida los hacen gritar para echarles puñados de tierra en la boca, y luego les hunden la cabeza en una pozo de barro. Después los hacen arrastrarse sobre basura llevando pedazos de desechos en la boca y obligándolos a rugir.
Lo más revelador es que el video tiene créditos abiertamente señalados. Quien aparece como productor del video es el propio director de la Escuela. Al final de la cinta aparece su foto y el texto “Cmdte PNP Juan Manuel García Ríos ETS PNP Chimbote Presenta Ceremonia Entrega de Huesos y Pulgas”. Según los periodistas este video se vendía a 15 soles a los familiares de los ingresantes.
Estos hechos revelan tres cosas. Primero, que en dicha Escuela el director promueve que se cometan abusos incalificables en contra de las y los cadetes ingresantes. Segundo, que este oficial es un evidente infractor de diversos artículos de la ley de régimen disciplinario de las fuerzas armadas y policiales, una ley que rige su comportamiento en tanto integrante de las fuerzas policiales. Tercero, que los cadetes y sus familias han asumido que esto es parte normal de la formación en una Escuela policial.
Infracción a la ley y a los derechos de las y los cadetes por parte de los que conducen dicha Escuela, y desconocimiento de sus propios derechos por parte de los cadetes y de sus familias, por otra parte, nos indican una situación propicia para que se cometan este tipo de abusos. Es más, ello abre las puertas a abusos todavía más graves.
¿Esto es un hecho aislado?. No parece. En agosto de 2007 una cadete de la escuela de suboficiales de la policía de Ayacucho denunció que unas instructoras le hicieron permanecer de madrugada con la ropa mojada. En otro momento la hicieron comer un recipiente lleno de ají con dos litros de leche. Lo primero le provocó una neumonía. Lo segundo, una gastritis crónica.
Hechos como éstos ameritan que el ministro del Interior informe a las comisiones del Congreso cómo es que las diversas Escuelas de la Policía garantizan o no el respeto a la dignidad, a la salud y a los derechos de sus cadetes.
Un primer momento de los abusos es en la “bienvenida”, el primer día que los jóvenes quedan internados en la Escuela. Esa noche, cadetes de años superiores ingresan a los cuartos de los ingresantes. Les echan talco y aparentemente betún. Hasta aquí no se pasa de lo jocoso. Pero a uno de los ingresantes le aplican un spray deodorizador en la boca.
Más adelante, cerca de las 4 a.m., un oficial ingresa a las habitaciones de los ingresantes y esparce abundante gas lacrimógeno. Varios de los cadetes terminan vomitando y al borde de la asfixia. Después de unos instantes los obligan a que reingresen, ocurriendo lo mismo.
El segundo momento es aún peor. Ocurre unos meses después con el llamado “bautizo”. A los cadetes hombres y mujeres los hacen arrastrarse por un túnel similar a una acequia de desagüe, a la salida los hacen gritar para echarles puñados de tierra en la boca, y luego les hunden la cabeza en una pozo de barro. Después los hacen arrastrarse sobre basura llevando pedazos de desechos en la boca y obligándolos a rugir.
Lo más revelador es que el video tiene créditos abiertamente señalados. Quien aparece como productor del video es el propio director de la Escuela. Al final de la cinta aparece su foto y el texto “Cmdte PNP Juan Manuel García Ríos ETS PNP Chimbote Presenta Ceremonia Entrega de Huesos y Pulgas”. Según los periodistas este video se vendía a 15 soles a los familiares de los ingresantes.
Estos hechos revelan tres cosas. Primero, que en dicha Escuela el director promueve que se cometan abusos incalificables en contra de las y los cadetes ingresantes. Segundo, que este oficial es un evidente infractor de diversos artículos de la ley de régimen disciplinario de las fuerzas armadas y policiales, una ley que rige su comportamiento en tanto integrante de las fuerzas policiales. Tercero, que los cadetes y sus familias han asumido que esto es parte normal de la formación en una Escuela policial.
Infracción a la ley y a los derechos de las y los cadetes por parte de los que conducen dicha Escuela, y desconocimiento de sus propios derechos por parte de los cadetes y de sus familias, por otra parte, nos indican una situación propicia para que se cometan este tipo de abusos. Es más, ello abre las puertas a abusos todavía más graves.
¿Esto es un hecho aislado?. No parece. En agosto de 2007 una cadete de la escuela de suboficiales de la policía de Ayacucho denunció que unas instructoras le hicieron permanecer de madrugada con la ropa mojada. En otro momento la hicieron comer un recipiente lleno de ají con dos litros de leche. Lo primero le provocó una neumonía. Lo segundo, una gastritis crónica.
Hechos como éstos ameritan que el ministro del Interior informe a las comisiones del Congreso cómo es que las diversas Escuelas de la Policía garantizan o no el respeto a la dignidad, a la salud y a los derechos de sus cadetes.
Publicado en el diario EXPRESO.
Martes, febrero 3, 2009
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