martes, 23 de septiembre de 2008

TREGUA SOCIAL, SILENCIO PRESIDENCIAL

Respecto a los conflictos sociales, la actuación del gobierno está llena de imprevisión, pero también de deliberada provocación y por ello resulta siendo uno de los principales factores de agudización de los conflictos.

El gobierno sólo se preocupa por esos conflictos cuando estos ya se han desencadenando o pueden afectar algún evento de su interés. Es el caso de la próxima cumbre de la APEC. A raíz de ese evento, el presidente del consejo de ministros acaba de pedir “tregua” a las organizaciones sociales.

Es inadecuado el uso del término “tregua”, pues su primer significado nos remite a contextos de guerra. Los conflictos sociales no son parte de ninguna guerra. Son demandas que los sectores sociales plantean, no para destruir a ningún enemigo, si no para obtener atención por las autoridades responsables. Eso es un derecho y para eso existen los cauces de las instituciones para resolver los conflictos. Utilizar términos de guerra puede ser contraproducente. Contribuye a aumentar las tensiones y da pie a exageradas medidas de represión respecto a las protestas sociales.

Junto con esas invocaciones a la llamada tregua, hay reiterados comportamientos polarizantes por figuras del gobierno. El caso más elocuente es el del ministro de Salud, Hernán Garrido Lecca. Ha provocado a los médicos día tras día. El resultado ha sido que prácticamente todos los gremios médicos lo rechazan y no lo reconocen más como interlocutor.

Hoy mismo, frente unas declaraciones de don Alejandro Toledo, el ministro Luis Alva Castro responde: “Perro que ladra no muerde”. Un modo insultante, que emula algunas conocidas frases del Propio presidente, pero que tampoco le hace ningún favor a la supuesta tregua.

Ha sido, en efecto, el propio Presidente quien, casi desde el inicio de su gobierno, adoptó una postura muy agresiva contra las organizaciones sociales y contra todos los que no compartieran sus puntos de vista. El acoso del ministro de Salud a los gremios médicos ha copiado los pasados ataques del Presidente y del ministro de Educación al sindicato de los maestros.

El torpe desempeño del gobierno frente a los movimientos sociales, regionales e incluso étnicos, e incluso frente a las ONGs independientes, ha tenido múltiples expresiones. Desde las medidas que causaron el paro regional de Ancash en abril de 2007 hasta los decretos legislativos que provocaron la protesta indígena, pasando por la huelga regional de Moquegua y otras medidas legislativas conflictivas. La propia retórica presidencial ha estado cargada de términos insultantes a los movimientos sociales.

Desde hace varios días, el Presidente está hablando mucho menos. Algunos dicen que se debe a que está algo nervioso por cierta información periodística respecto a la venta de una camioneta suya a un tal Belisario Esteves, allegado a las empresas del grupo Sánchez Paredes.

Es posible también que se deba a que anda muy, pero muy bajo en las encuestas, y piensa que mejor opta por hablar al mínimo. Pero para lograr tranquilidad social debería no solamente hablar menos, sino cambiar de política.

Publicado en la columna: CUESTIÓN PREVIA.
Martes 9 de setiembre de 2008

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