El congresista Jorge del Castillo, ahora ex primer ministro, aún tiene que aclarar varias cosas sobre su actuación con relación a Rómulo León y al dominicano Fortunato Canaán.
En los últimos días ha dicho que sus reuniones con León han sido “una tontería” y ha pedido disculpas por ello. Pero hay indicios de que en sus reuniones con esas personas ha incurrido en trasgresiones a la ley, y eso no se puede pasar por alto así nomás, con algunos golpecitos de pecho.
Toda la información respecto a León y Canaán indica que estos eran lobbistas informales, es decir ilegales, a favor de empresas como Discover Petroleum u otras. Lobbistas porque gestionaban asuntos de interés de esa empresa o de otras ante funcionarios de la administración pública. Ilegales, porque no estaban registrados ante la oficina correspondiente de Registros Públicos, que es lo que manda la ley 28024 también llamada ley de lobby.
El congresista Del Castillo hasta ahora no ha precisado cuántas veces se ha reunido con el señor Canaán. En su última entrevista de este pasado domingo con el periodista César Hildebrandt ha dicho que pueden haber sido cinco veces. Una de ellas, en un desayuno “de trabajo” con Canaán en el hotel Country.
DelCastillo, por otro lado, después que se conocieron los primeros audios se ha demorado en reconocer cuán estrecha era su relación con Rómulo León. Tuvo que darse a conocer un video donde aparece inaugurando el negocio de un pariente de León para que admitiera esa cercanía. Lo que sí ha admitido es que, en sus reuniones “de trabajo” con Canaán, también estuvo León, ambos en calidad de representantes de Discover.
El problema es que la ley 28024 manda que cuando un funcionario público se reúne con gestores de intereses privados, para tratar temas de interés de la empresa privada representada por esos gestores, ese funcionario tiene que dar cuenta de esa reunión, y de los temas tratados, a la oficina respectiva de Registros Públicos. El congresista Del Castillo no lo ha hecho y sólo ha informado de esas reuniones a raíz de la revelación de los audios.
Pero hay más todavía, pues no está dentro de las funciones del presidente del Consejo de Ministros el tener reuniones particulares con representantes de empresas específicas para ver asuntos referidos a contratos de inversión extranjera, ni en el sector petrolero ni en ningún sector. Eso no figura ni en la Constitución, ni en la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo ni en el Reglamento de Organización y Funciones de la PCM. Por tanto, el ex premier habría desbordado sus funciones y tendría que dar cuenta de ello.
Como se sabe, el ex primer ministro, antes de que se conociera su renuncia se presentó intempestivamente con todo el gabinete ante el pleno del Congreso para exigir que se escuchen sus explicaciones sobre el escándalo causado por los audios. La presidencia del Congreso, y no solamente la oposición, no se lo permitieron porque su presentación a rendir explicaciones ya estaba programada justamente para hoy día. Incluso una parte de la bancada aprista rechazó la abrupta aparición del gabinete.
Frente a su inminente censura, el ex premier optó por renunciar. Volverá a su escaño, pero aún tiene que dar explicaciones por situaciones como las ya señaladas. Tiene que hacerlo no sólo ante la ciudadanía y el Congreso, sino ante los propios apristas de base. Los golpecitos de pecho no son suficientes.
En los últimos días ha dicho que sus reuniones con León han sido “una tontería” y ha pedido disculpas por ello. Pero hay indicios de que en sus reuniones con esas personas ha incurrido en trasgresiones a la ley, y eso no se puede pasar por alto así nomás, con algunos golpecitos de pecho.
Toda la información respecto a León y Canaán indica que estos eran lobbistas informales, es decir ilegales, a favor de empresas como Discover Petroleum u otras. Lobbistas porque gestionaban asuntos de interés de esa empresa o de otras ante funcionarios de la administración pública. Ilegales, porque no estaban registrados ante la oficina correspondiente de Registros Públicos, que es lo que manda la ley 28024 también llamada ley de lobby.
El congresista Del Castillo hasta ahora no ha precisado cuántas veces se ha reunido con el señor Canaán. En su última entrevista de este pasado domingo con el periodista César Hildebrandt ha dicho que pueden haber sido cinco veces. Una de ellas, en un desayuno “de trabajo” con Canaán en el hotel Country.
DelCastillo, por otro lado, después que se conocieron los primeros audios se ha demorado en reconocer cuán estrecha era su relación con Rómulo León. Tuvo que darse a conocer un video donde aparece inaugurando el negocio de un pariente de León para que admitiera esa cercanía. Lo que sí ha admitido es que, en sus reuniones “de trabajo” con Canaán, también estuvo León, ambos en calidad de representantes de Discover.
El problema es que la ley 28024 manda que cuando un funcionario público se reúne con gestores de intereses privados, para tratar temas de interés de la empresa privada representada por esos gestores, ese funcionario tiene que dar cuenta de esa reunión, y de los temas tratados, a la oficina respectiva de Registros Públicos. El congresista Del Castillo no lo ha hecho y sólo ha informado de esas reuniones a raíz de la revelación de los audios.
Pero hay más todavía, pues no está dentro de las funciones del presidente del Consejo de Ministros el tener reuniones particulares con representantes de empresas específicas para ver asuntos referidos a contratos de inversión extranjera, ni en el sector petrolero ni en ningún sector. Eso no figura ni en la Constitución, ni en la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo ni en el Reglamento de Organización y Funciones de la PCM. Por tanto, el ex premier habría desbordado sus funciones y tendría que dar cuenta de ello.
Como se sabe, el ex primer ministro, antes de que se conociera su renuncia se presentó intempestivamente con todo el gabinete ante el pleno del Congreso para exigir que se escuchen sus explicaciones sobre el escándalo causado por los audios. La presidencia del Congreso, y no solamente la oposición, no se lo permitieron porque su presentación a rendir explicaciones ya estaba programada justamente para hoy día. Incluso una parte de la bancada aprista rechazó la abrupta aparición del gabinete.
Frente a su inminente censura, el ex premier optó por renunciar. Volverá a su escaño, pero aún tiene que dar explicaciones por situaciones como las ya señaladas. Tiene que hacerlo no sólo ante la ciudadanía y el Congreso, sino ante los propios apristas de base. Los golpecitos de pecho no son suficientes.
Publicado el martes 14 de octubre de 2008.
Diario EXPRESO. Columna: "Cuestión Previa".
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